Las células del cuerpo humano necesitan tener mucha energía constantemente para realizar ciertas actividades y, por supuesto, mantenerse vivas, y para ello hacen uso de la glucosa que está en la sangre, el hígado, los músculos y otros tejidos, teniendo en cuenta que el organismo sabe que la grasa es reserva y que no la va a usar hasta que se gaste toda la glucosa. Estas moléculas grasas son muy grandes y no son capaces de entrar en la maquinaria celular que produce energía, por lo que es capaz de descomponerla, generando así los llamados cuerpos cetónicos.
Hay una dieta conocida como cetogénica, que se basa en en la reducción de la ingesta de carbohidratos para que el organismo al no tener tanta glucosa consiga la energía a través de la grasa que se ha ido acumulando en el tejido adiposo, pero para ello es necesario realizarla con un control médico.