Una anécdota es un tipo de relato gracioso, curioso, interesante y entretenido que, generalmente, le ocurre a la persona que lo cuenta y que subyace tras la apariencia externa, por lo que se acerca más a una parábola que a una fábula. Está basada en hechos reales pero siempre se le añade algo de información que no es del todo real para que sea mucho más atractiva y que los de alrededor estén dispuestos a escuchar lo que tiene que contar.
Normalmente, el objetivo que tiene narrar una anécdota es transmitir un acontecimiento que ocurrió en el pasado y es potestad de la persona en cuestión añadir un toque especial de realidad y emoción para hacer sentir a los demás empatía por lo sucedido.
¿Te interesa conocer algunas anécdotas? ¡Te animamos a que sigas leyendo!
Ejemplo 1
Mientras que estábamos en la estación de autobús de Tokyo tuve la necesidad de ir al baño y cuando fui a tirar de la cadena me quede en shock porque había un panel enorme con muchos botones y todo en japonés. La única solución que encontré en aquel momento fue usar mi deducción, así que no tuve otra mejor idea que darle al botón rojo que ponía “push”.
Pues en mal momento, aquello comenzó a pitar, similar a una sirena, y entonces toqué otros botones para ver si se paraba. Error mío, más bien comenzó a salir un chorro de agua, a sonar pájaros y demás, así que opté por salir corriendo de allí aunque la gente no hacía más que mirarme. Al rato me enteré por una chica japonesa que seguramente le había dado a la alarma antivioladores.
Ejemplo 2
Un día mi padre me contó que en una ocasión mi madre estaba limpiando la casa mientras que él estaba preparando la cena, en eso que pegó un grito que lo tuvieron que escuchar hasta los vecinos del quinto y salió corriendo presa del pánico.
Por aquel entonces yo era muy pequeña y me asusté mucho al verla salir de esa forma y más cuando me comentó que había alguien en el armario de la habitación. En ese momento mi padre fue a revisar con el cuchillo en mano por si acaso y total que era una mopa vieja con unas camisas encima.
Ejemplo 3
Un día me fui con mis amigas a cenar y mi pareja se quedó en casa con el niño. Pues antes de salir me tenía que duchar y preparar, pero David, nuestro hijo, no me dejaba ni un minuto tranquila. Entonces, mi pareja me dijo “Yo me encargo, prepárate tranquila.”, pues en qué momento acepté aquello.
Al salir del baño había un silencio sepulcral en la casa y eso me parecía muy raro viniendo de ellos. Madre mía lo que me encontré: del baño pequeño salía un riachuelo de agua porque David había hecho una bañera para los dinosaurios y mi pareja estaba tumbado en la cama leyendo un libro tan tranquilo.