La muerte forma parte del ciclo natural de la vida aunque eso no quita que sea un golpe demasiado duro y que desate ciertos sentimientos como la impotencia, la angustia, la tristeza, el sufrimiento y el miedo en aquellas personas que tienen que enterrar o incinerar a un ser querido. En ese momento lo que se debe hacer es dar consuelo a los allegados, recordar las virtudes de la persona fallecida y elogiar su legado pensando en todo aquello que ha vivido.
En ocasiones se pueden usar oraciones fúnebres, las cuales se enfocan en pedir a Dios por el alma del difunto en cuestión y a la virgen y los Santos por darle paz y calma, además hay ocasiones en las que se hace referencia a las cualidades que tenía, como si fuese un homenaje en su nombre.
En ocasiones cuando llega la muerte de un ser querido no salen las palabras por el bloqueo, así que aquí te dejamos unas oraciones fúnebres.
Cuídanos a nuestro ser querido
Oh, Virgen María, hoy te rogamos que cuides de nuestro fiel amigo, quien se ha reunido de nuevo contigo para que disfrutes junto a él. Te pedimos que nos hagas mirar más allá y acercarnos a ti para estar más cerca suyo. Y, mientras que preparas un hueco para nosotros, aquí estaremos disfrutando y acordándonos de todas las aventuras que nos ofreció Miguel Ángel. Siempre estará en nuestro corazón, así que cuídalo. Amén.
Siempre en nuestros corazones
La muerte no es más que un horizonte sin límite y la vida un camino en el que uno siempre deja su huella, y Carlos es uno de ellos. Su bondad, su sonrisa, su inteligencia y su empatía han hecho que siempre le vayamos a recordar con una sonrisa.
Querido padre, querido hijo, querido suegro, querido hermano y querido amigo, siempre has estado dispuesto a dar todo lo que tenías guardado en tu interior y a día de hoy te lo agradecemos. Tu fortaleza ha hecho que la enfermedad haya sido más llevadera, pero al final Dios ha decidido que le acompañes en el siguiente camino.
En memoria de ti
Hoy deseo hablar de ti, de la persona más importante de mi vida. Hermana, hoy has partido hacia el cielo, pero ten en cuenta que aquel lugar se ha ganado a un gran ser humano. Espero que te sientas más liviana, más feliz y más pura después de estos años de sufrimiento.
Cada meta que consiga será en tu honor porque siempre hemos luchado juntas y eso nunca lo voy a olvidar. Y así nos volveremos a encontrar, en el cielo o en la tierra, en un mundo ideal, o en el de una batalla. Te quiero. Descansa en paz.
Dale Señor el descanso eterno
Señor, te encomendamos el alma de tu siervo, así que bríndale ese descanso eterno que tanto se merece. Llena de alegría su alma y no recuerdes los pecados cometidos durante su existencia ni los excesos a los que le llevó el ímpetu de la lujuria.