El sufijo se define como una elaboración gramatical que se sitúa dentro de los afijos, es decir, son la mínima unidad lingüística que se coloca al final de una palabra y le cambia su significado o no. Este tipo de afijo tiene procedencia griega, latina o de construcción local y se emplea en muchos de los vocablos que componen el castellano.
Es importante destacar que hay dos tipos de sufijos:
- Flexivos: lo que producen es una modificación en el número y en el género, además de ser fundamentales para conservar las normas de correlación, por ejemplo, “a”, “os”.
- Derivativos: los que forman una palabra diferente que incluso puede variar de tipo de clase, por ejemplo, “ción”, “ero”, “eza”.