El aire, al igual que el agua o la tierra, es fundamental que mantenga el balance químico y energético para sostener las condiciones más óptimas posibles para la vida, y si se altera en algún momento puede perjudicar a ciclos como el hidrológico. Uno de los problemas es la contaminación atmosférica, que se basa en la presencia de sustancias, materias o formas de energía en la atmósfera, lo que conlleva a un peligro en la salud y el bienestar.
Desde la Revolución Industrial comenzó a agravarse el problema de la contaminación atmosférica a causa de la producción de materiales en las fábricas, además del desarrollo del transporte y del empleo de los comburentes.